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Vivir en el campo es una de las tendencias en alza en Europa y, en general, en los principales países occidentales: cada vez son más los que deciden huir del ritmo frenético que imponen las grandes ciudades y volver a conectar con la naturaleza, viviendo de una forma más saludable y tranquila.

Este particular éxodo urbano empezó a vislumbrarse en España a principios de los 80, sobre todo entre las familias con mayor poder adquisitivo que apostaban por alquilar una residencia de verano o rehabilitar las viviendas de la familia en el pueblo para disfrutar de unos meses alejados de las rutinas urbanas.

Esta tendencia se ha agudizado, modificado y extendido en los últimos años, conformando un movimiento social orientado a una vida slow: de más calidad, con productos naturales y modos de vida más sostenibles y responsables.

Baleares es precisamente uno de los destinos que extranjeros y nacionales han elegido para vivir y reencontrarse con la naturaleza: muchos son los que han apostado por comprar una casa de campo en Mallorca o una finca en Ibiza en la que disfrutar del tiempo, recuperar viejas tradiciones y vivir experiencias alejadas de los artificios de la vida urbana.

La mayoría de ellas son auténticas villas y fincas de lujo mallorquinas, con grandes extensiones de terreno en las que combinar jardín, zonas de descanso al aire libre y pequeños huertos destinados al consumo propio.

Espacios para disfrutar de la naturaleza, rincones de relax, porches y patios para que jueguen los niños, amplias cocinas en las que compartir las sobremesas con los amigos… Y un paisaje de excepción, sinónimo de tranquilidad y descanso.

El Country Living, además, ha incorporado sus propias innovaciones a la vida en el campo, haciendo convivir en la misma vivienda, la arquitectura tradicional de los caseríos típicos mallorquines con la funcionalidad y la comodidad de servicios modernos y sostenibles.

Las nuevas tecnologías han ayudado a convertir una tendencia de unos pocos en una opción al alcance de muchos: la llegada de Internet permite trabajar desde casa, hacer la compra y gestionar todo tipo de cuestiones que hasta ahora incrementaban la dependencia de las ciudades y los centros administrativos.

Hoy comprar una propiedad en el campo es, a menudo, mejor alternativa que en las ciudades, al estar más ajustada su relación calidad precio y poder conseguir espacios más grandes, con el valor añadido de estar ubicados en entornos naturales únicos.

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